Actualmente, los adolescentes muestran ciertos comportamientos depresivos, que merecen una especial vigilancia cara a cara, requieren de atención de sus seres queridos y de un contacto directo de especialistas para, en conjunto, ayudarlos a sobrellevar esta crisis. Aquí, las pantallas no funcionan, solo ahondan y empeoran la situación, porque alejan e interfieren con la sintonía que debe existir, sobre todo, entre padres e hijos. Pero en si ¿qué es la depresión? “Es un trastorno del estado de ánimo; las personas que la padecen la describen como un sentimiento de tristeza o enojo que les impide desenvolverse en sus actividades cotidianas con normalidad”.
Años atrás, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalcó que: “La depresión se convertirá en la segunda causa principal de discapacidad a nivel mundial, y los jóvenes cada vez están más expuestos a esta situación, porque, aunque estén en casa, pasan aislados, ya que pasan In-Comunicados con el mundo”.
Tomando en consideración la etapa evolutiva de las personas, se ha identificado que mayormente en el transcurso de la adolescencia es cuando se inicia el desarrollo de la sintomatología depresiva y es ahí donde es clave prender las alarmas. Hay que dejar el celular y la computadora a un lado, y hay que conectarse con las reacciones de nuestros jóvenes. ¡Atención! Que la tecnología no es negativa; sin embargo, su mal uso y falta de control por parte de los adultos es lo genera el problema. Los horarios del entorno digital son los que deben modificarse, para aportar a que los índices de ansiedad y depresión no se disparen de manera alarmante. Aquí, la única comunicación eficiente es la personal, no la virtual.
La era de la tecnología y de la información digital brinda muchos beneficios, y uno de los principales es el hecho de acortar distancias y facilitar la comunicación desde cualquier parte del mundo. Ahora, podemos conectarnos con una videollamada o estar presente, a través de una pantalla, desde las diversas aplicaciones existentes; sin embargo, salta la pregunta: ¿Es esa la comunicación más efectiva?
Hay que reforzar a diario el amor del bueno, la autoestima, el sentimiento de pertenencia, la perseverancia, el trabajo en equipo y la comunicación asertiva. Se deben fortalecer las relaciones interpersonales con diálogo, abrazos, caricias y tiempo compartido en familia, lejos de las pantallas. Es justo y necesario desconectarnos de la fantasía de lo digital para conectarnos con lo real de lo afectivo.