El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) enfrenta un momento crítico en su historia, marcado por desafíos financieros, administrativos y de gobernanza. Más allá de los resultados de las elecciones presidenciales que se avecinan, el futuro del IESS demanda un enfoque técnico y estructural para garantizar su sostenibilidad y efectividad en el cumplimiento de su misión: proteger a los asegurados y garantizar sus derechos.

El IESS, creado como una de las principales instituciones de bienestar social en el país, ha sido durante décadas el pilar fundamental para asegurar la protección en salud, jubilaciones y riesgos laborales. Sin embargo, el paso del tiempo y el contexto socioeconómico del país han evidenciado múltiples problemas:

Déficit financiero: La institución ha acumulado una creciente brecha entre sus ingresos y egresos, en gran parte debido a la ampliación de cobertura sin los estudios actuariales correspondientes, la evasión y elusión de aportes, y la falta de transparencia en el manejo de los fondos.

Mala administración: Problemas de gestión, corrupción y politización han debilitado la capacidad operativa del IESS. Esto se refleja en servicios de salud saturados, pagos retrasados a jubilados y proveedores, y una percepción pública cada vez más negativa.

Demografía cambiante: La transición demográfica, caracterizada por una población envejecida y una reducción en el crecimiento de la población económicamente activa, compromete la capacidad del sistema para sostener las pensiones de jubilación.

El IESS requiere una transformación estructural para evitar un colapso inminente. Como por ejemplo: La actualización de estudios actuariales, realizando estudios técnicos que permitan proyectar las necesidades y sostenibilidad del sistema en el mediano y largo plazo. Evaluar posibles ajustes en las tasas de contribución, acompañados de incentivos para la formalización del empleo. Así como, la implementación de mecanismos de transparencia para evitar sobreprecios, corrupción y derroches en contratos y adquisiciones.

Otras acciones podrían ser que se establezca criterios técnicos y meritocráticos para la designación de autoridades y la toma de decisiones estratégicas. Crear un sistema de supervisión independiente que garantice el cumplimiento de los objetivos institucionales.

La seguridad social debe ser tratada como una prioridad nacional, no como un botín político. Esto implica que los candidatos presidenciales y los partidos políticos deben comprometerse a respetar la autonomía técnica del IESS y a fomentar un debate abierto y técnico sobre las reformas necesarias. La reforma estructural del IESS debe trascender los periodos presidenciales y convertirse en una política de Estado.

Sin importar quién ocupe la presidencia, el compromiso con el IESS es un compromiso con el bienestar y la estabilidad del país.

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