Todo tiene sentido cuando se argumenta con la verdad y no con mentiras como lo que practican los políticos en campaña electoral.
La Constitución en vigencia garantiza a los jóvenes su efectivo ejercicio a través de políticas y programas que aseguran a mantener de modo permanente su participación e inclusión en todos los ámbitos y espacios del poder público. Sin embargo, esto no se da y tan solo son meros enunciados políticos.
En un Estado lleno de crisis económica, inseguridad, desempleo, falta de electrificación, apagones, irrespeto a los emprendedores, todo se cierra con las frases que no hay presupuesto para superar la crisis existente en un país con una democracia débil y como siempre se recurre al pueblo a seguir soportando impuesto más impuesto. De todos estos sufrimientos de crisis se origina por el instrumento aprobado en Montecristi y que sigue siendo la Carta Magna de preferencia para quienes buscan la impunida.
Cuando se producen desgracias naturales, hambre, oportunidades de trabajo, secuestros, sicariato, incendios forestales, accidentes, bancarrotas, estafas, cobro de radares, etc., en la televisión, gente vociferante e indignada hace responsable, con razón o sin ella, a las autoridades de turno, incluso, asambleístas opositores al gobierno, pide su dimisión y vomitan desagravios. El Estado se ha convertido en un padre protector al que los ciudadanos despótica e incoherentemente reclaman la solución a sus problemas. Es preciso recuperar la responsabilidad personal y el sentido común. Mientras tanto, el sector prioritario que son los jóvenes del Ecuador lo aíslan y lo olvidan, haciendo tabla rasa su prioridad y cuando están en campaña política se acuerden ellos. Y lo más injusto, según la Constitución vigente dice: “…El Estado fomentará su incorporación al trabajo en condiciones justas y dignas, con énfasis a la capacitación y la promoción de sus habilidades de emprendimiento. Pero, las “burocracia dorada” hace lo contario. ¡Letra muerta!
La burocracia indolente ha pervertido el significado real de Estado y ciudadano: el Gobierno ha asumido obligaciones que la Constitución se lo otorga y el ciudadano ha delegado toda responsabilidad a los gobernantes elegidos por el voto popular para que lo represente y cumplan con el bien común a toda la sociedad ecuatoriana.
Mientras tanto, continúa la sociedad infantilizada en nuestro país misma que le sobran los sentimientos nobles y humanos en espera que los gobernantes de turno asuman los errores del pasado y sigan en el camino digno de pensar que solo con la unidad nacional olvidaremos a aquellos anti Patria que regalaron NUESTRO PATRIMONIO NACIONAL.
El ciudadano tiene sus derechos y garantías constitucionales muy claros, además, tiene sus obligaciones de asumir con responsabilidad sus actos, y aceptar las consecuencias derivadas de ellos.
Compatriotas de mi bello Ecuador en crisis, es necesario que vuelva a imperar la coherencia, el sentido común, la autocrítica y la responsabilidad individual. Todos por un nuevo Ecuador por la Paz y la Libertad. Los jóvenes son el futuro de la Patria. ¡Viva el Ecuador!!