La representación política y social en Ecuador y en la provincia de El Oro refleja un desequilibrio evidente: las mujeres, pese a conformar más del 50% de la población, siguen estando subrepresentadas en espacios de decisión política, económica y social. Este fenómeno no es exclusivo de nuestra provincia, pero aquí se siente con fuerza, especialmente en un contexto que demanda soluciones creativas, inclusivas y transformadoras para los problemas que enfrentamos, como la inseguridad, la falta de empleo y la necesidad de servicios básicos eficientes. ¿Cómo podemos transformar esta realidad? La respuesta pasa, necesariamente, por potenciar los liderazgos femeninos.
El liderazgo femenino no es solo una cuestión de equidad; es un motor de desarrollo. Estudios internacionales han demostrado que la inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo lleva a una mayor diversidad de ideas, a decisiones más integrales y a una administración pública más transparente. En El Oro, la participación de mujeres en roles claves podría significar un cambio positivo en temas como la gestión pública, la promoción de la educación inclusiva y el fortalecimiento de la economía local.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. Las mujeres enfrentan barreras estructurales y culturales que limitan su acceso a posiciones de poder. Estas barreras incluyen estereotipos de género, falta de redes de apoyo y una carga desproporcionada de trabajo doméstico no remunerado. A esto se suma la violencia política, que sigue siendo una realidad para muchas mujeres que intentan abrirse paso en espacios tradicionalmente dominados por hombres.
La minería y la agricultura, pilares económicos de la provincia, requieren de una visión que integre la sostenibilidad y el bienestar social. Las mujeres líderes pueden aportar una perspectiva más inclusiva en la gestión de estos sectores, equilibrando el desarrollo económico con la protección ambiental y los derechos de las comunidades.
En el ámbito político, incrementar la participación femenina podría renovar la confianza de los ciudadanos en las instituciones locales, muchas veces cuestionadas por su falta de efectividad y transparencia. Las mujeres tienen la capacidad de construir políticas públicas que prioricen las necesidades de la comunidad, desde servicios básicos hasta programas de apoyo a las poblaciones vulnerables.
La presencia de mujeres en espacios de decisión no debe ser la excepción, sino la norma. Es momento de abrir el camino para que las mujeres orenses, con su talento y compromiso, lideren los cambios que nuestra provincia y el Ecuador tanto necesitan. Promover liderazgos femeninos es construir un futuro más justo, inclusivo y esperanzador para todos.