El silencio matutino en la cárcel se rompió cuando un privado de libertad, entre jadeos y desesperación, alzó la voz pidiendo auxilio.
Era Cristian Andrés Gálvez Huanca, recluido en la celda 16 de máxima seguridad de la cárcel de Machala, quien se desplomó justo a la hora que se entregaba desayuno.
La tuberculosis, que lo había consumido en sigilo, no le permitió siquiera probar el primer alimento del día.
Mientras los custodios activaban la emergencia y el ECU 911 recibía la alerta, el destino ya había firmado su sentencia. A las 06h04, sin testigos que pudieran darle un último adiós, el hombre dejó este mundo.
Ahora, entre trámites legales y la llegada de las autoridades, su historia se suma a la larga lista de tragedias carcelarias que quedan en el olvido.
Se indicó que Gálvez registra antecedentes por existencia del delito y robo en 2023, y además, tráfico de drogas en diciembre 2024.