Desde que se conoció la noticia, del fallecimiento del Papa Francisco, líderes políticos, religiosos y millones de fieles en todo el mundo han expresado su pesar por la partida de Jorge Mario Bergoglio, quien condujo la Iglesia Católica desde 2013 con un estilo marcado por la humildad, la defensa de los pobres y el diálogo interreligioso. Ecuador ocupó un lugar especial en la agenda del Papa Francisco durante su pontificado. El Sumo Pontífice incluyó al país en su gira por América Latina, y su última visita se dio el 5 de julio de 2015, generó gran expectativa en la ciudadanía.
Su arribo al aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela, fue un evento multitudinario. Cientos de fieles lo esperaban con emoción, mientras el papa descendía de un avión de la aerolínea Alitalia. Fue recibido por el entonces presidente Rafael Correa, el exalcalde de Quito Mauricio Rodas y otras autoridades. Desde ahí, su paso por la capital se convirtió en una jornada histórica. Una multitud también se congregó en las afueras de la Nunciatura Apostólica, en la avenida Orellana, para verlo pasar. Al día siguiente, Francisco celebró una misa campal en el parque Bicentenario de Quito, donde miles de fieles, provenientes de diferentes regiones del país, se reunieron en un acto de fe sin precedentes. En su homilía, el Papa hizo un llamado a la justicia social, la unidad y el fin de la búsqueda de poder desde lo mundano. “Ese fue un grito nacido de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados”, dijo sobre el proceso de independencia en Hispanoamérica.
Luego, su agenda continuó en Guayaquil, donde ofició otra misa multitudinaria en los exteriores del Santuario de la Divina Misericordia. También se reunió con miembros de la comunidad jesuita y presidió una misa en el Parque Samanes. Antes de regresar a Roma, se dio tiempo para encontrarse con representantes de la Iglesia en el Santuario Nacional Mariano de El Quinche.
Aunque su visita de 2015 fue la más recordada, no fue la primera vez que Jorge Mario Bergoglio pisó suelo ecuatoriano. Según el medio argentino Clarín, estuvo en Ecuador en 1981 como parte de la Compañía de Jesús, en calidad de superior provincial. Su misión fue seleccionar colegios para la orden jesuita e instalar nuevos seminaristas argentinos. En aquella ocasión visitó ciudades como Quito, Guayaquil, Riobamba y Portoviejo y regresó en 1983 para continuar con su labor pastoral.
Hoy hay tristeza en el mundo católica por su fallecimiento que deja el mensaje de paz, armonía entre los pueblos, su sencillez y ayuda a los más necesitados, marcan su apostolado que busco en los fieles creyentes del mundo.