Hay muchas razones para vencer el miedo, primero, hay que recordar que no estamos en el gobierno de aquel tirano que lo sembró y se apoderó de los políticos de aquella partidocracia indolente que sacaban y ponían presidentes como cambiarse de “calzoncillos”. Se sumergieron en el silencio cobarde en vez de defender al pueblo ecuatoriano de tanto saqueo de los fondos públicos.
El miedo también se lo puede vencer, enfrentando de una manera valiente y decidida para dejar una marca social que el Ecuador no se vende ni se arrodilla.
La comunidad ecuatoriana debe reconocer y aceptar el miedo, como primer paso para superarlo. Enfrentar el miedo, es el primer paso para poderlo superarlo.
Enfrentar al miedo, es una manera de vencerlo y de volverse más fuerte y resiliente. De esta manera debemos identificar los pensamientos negativos y reemplazarlos por pensamientos más realista y positivo.
Compatriotas ecuatorianos, imaginémonos que estamos manejando con éxito la situación temida. Así podremos tener un gran plan detallado sobre cómo afrontar una situación temida. De este resultado, tendremos un ambiente seguro y controlado. Y, por último, al miedo hay que retarlo con el objetivo de terminarlo. Así de fácil y de sencillo.
De lo expuesto en líneas de arriba citadas, debemos entender que el miedo es una emoción que nos alerta y prepara para enfrentar situaciones peligrosas. Sin embargo, cuando el miedo se convierte en una barrera que impide vivir plenamente, es importante enfrentarlo. ¿Cómo?
El soberano que es el pueblo, dueño legítimo del voto en las urnas, tiene la oportunidad de mandar al carajo a aquellos que han iniciado la “guerra del miedo” en el interior de la Asamblea Nacional, hay que decirles ¡BASTA! de tanta prepotencia que se olvidaron por legislar a favor de quienes los eligieron con su voto para que los defiendan y no para ser olvidados como lo que está pasado hoy en día en la Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional es el primer poder del Estado, y como tal, debemos elegir ciudadanos y ciudadanas probas, intelectuales, muy representativas en sus jurisdicciones, con una conducta intachable y que no haya cambiado de camisetas tan solo por intereses personales. Y, lo más importante, ser honesto que significa actuar con sinceridad mostrando respeto hacia los demás y hacia uno mismo. Las personas honestas reúnen un conjunto de atributos, entre los que se destacan la honradez, la decencia, la justicia, el recato y la franqueza.
Para enfrentar el miedo, el candidato debe ampararse en su honestidad, hablar y actuar con sinceridad, es más no mentir, engañar, robar o hacer trampas. Implica mostrar respeto hacia los demás y tener integridad y conciencia de sí mismo. La honestidad es la base de la confianza y la clave de las relaciones sociales; nos da esperanza, confianza, compasión y mejora la toma de decisiones.
Así se podrá combatir contra quienes siembra el miedo que no es imposible de combatirlo.