Recuerdo muchos casos que aprendí de mis maestros de Cuarto Nivel Superior en Derecho Procesal Penal, recibido en la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manta, provincia de Manabí, cuyos instructores apreciaban que para construir una sociedad, en el ámbito de toda cultura, los hombres y mujeres tienden a pensar que sus pautas de comportamiento son las normales, porque sus prácticas son ejemplo de vida, cuya mayoría de individuos, está inmersa en la educación que proviene de tres agentes: El hogar, los centros de educación y los medios de comunicación.
Estas reglas de la vida y el ordenamiento de la investigación científica es la falta de conocimiento que deben llevar en carpeta a aquellos futuros ministros de gobierno, del interior, educación y de la comunicación, en cuanto que ver con los conflictos y crisis internos del país que ha llenado el alto contenido de violencia, donde los niños y niñas no resisten a la tentativa de la delincuencia organizada, por falta de verdaderos programas de desarrollo cultural y científico.
En cada gobierno de turno, surgen un montón de “bocones” llamados especialistas de seguridad, y/o que están listo para defender la soberanía nacional. Puro teatro y comedia, a la espera que los tomen en cuenta para ocupar cargo público; alcanzado el objetivo, al carajo la vida de los y las ecuatorianas.
El nuevo gobierno de contar con ministros cuya formación de conocimiento académica supere las expectativas en seguridad y bienestar ciudadana, estos deben ir cogidos de la mano con los ministerios de gobierno, interior, educación y comunicación, asegurando que cada análisis de cartera de Estado siempre sea divulgado por la comunicación.
El honor ciudadano depende del hogar en la formación de los jóvenes que caen fácilmente en el deseo desenfrenado de satisfacer vanidades personales y no familiares. Unos toman de la propiedad ajena y otros, se integran a las bandas.
Hay que cuidar a la juventud para protegerlos y se encaminen en mantener el honor ciudadano cuando cumplan su mayoría de edad, para ello, debe urgentemente contar con una Constitución para que a través de normas constitucionales se le regule la libre expresión y no sea expresión de un libertinaje que atenta a su integridad personal, familiar y a la sociedad.
Es conocido por todos los ecuatorianos que la Constitución del 2008 no es garantía suficiente para la juventud ecuatoriana. Recordemos: “Eloy Alfaro comprendió que la cultura de un pueblo era la esencia para la sobrevivencia, por lo que, en la Constitución del 1906, en el Art. 26, numeral 15 dispuso el derecho y su regulación. “LA libertad de pensamiento, expresado de palabra o por la prensa, es de respeto”. Y/o “La injuria y la calumnia, lo mismo que el insulto personal en su caso, de palabra, por escrito o por la prensa, podrían ser acusados en la forma y modo prescrito por la Constitución y la Ley”.
Ecuador requiere urgentemente una nueva Constitución. ¡Sí Señor!