En una era donde la inmediatez de la información y la proliferación de contenidos sin filtro dominan la opinión pública, el ejercicio periodístico enfrenta el reto más importante de todos: reafirmar su papel como pilar de la democracia y garante del derecho ciudadano a estar informado de manera veraz y oportuna.

No es un fenómeno reciente que la desinformación se infiltre en los procesos electorales. A lo largo de la historia, los intentos de manipular a la ciudadanía mediante datos tergiversados, medias verdades y noticias falsas han sido una constante en las disputas por el poder. Sin embargo, en la actualidad, con el acceso masivo a redes sociales y plataformas digitales, su impacto se ha multiplicado, erosionando la confianza en las instituciones y sembrando incertidumbre entre los votantes.

Es en este contexto donde el periodismo ecuatoriano debe asumir su mayor responsabilidad. Informar con transparencia, verificar con rigor y contrastar con fuentes fidedignas no son solo principios éticos del oficio, sino también barreras de contención ante la manipulación informativa. El rol de los medios de comunicación es trascendental para evitar que el ruido de la posverdad suplante a los hechos y para que la ciudadanía tome decisiones sobre bases reales y no sobre percepciones fabricadas.

Pero este compromiso no solo recae en los periodistas y en los medios, sino también en la sociedad. La alfabetización mediática y digital es un componente clave para que los ciudadanos sean críticos con la información que consumen, evitando la propagación de noticias falsas y valorando el periodismo de calidad. En este sentido, los medios de comunicación tienen la tarea de innovar en sus estrategias de difusión, adaptándose a las nuevas plataformas sin perder la esencia de su labor: ser el contrapeso del poder y la voz de los hechos comprobados.

El desafío es enorme, pero no imposible. La credibilidad de la prensa se fortalece con cada investigación seria, con cada noticia sustentada en fuentes verificadas y con cada ejercicio de rendición de cuentas ante la ciudadanía. La patria necesita un periodismo valiente, comprometido con la verdad y dispuesto a enfrentar las presiones políticas y económicas que intentan distorsionar su misión. En un país donde la desinformación amenaza con socavar los cimientos democráticos, el periodismo responsable es más necesario que nunca.

La información es poder, pero solo cuando es verdadera. Es tarea del periodismo asegurarse de que así sea.

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