Un total de 238 presuntos miembros de la organización criminal venezolana del Tren de Aragua han sido expulsados desde Estados Unidos al Centro de Reclusión para Terroristas de El Salvador a través de la polémica Ley de Enemigos Extranjeros, que se remonta a 1798 y que no había sido invocada desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Esta norma capacita al presidente de EE.UU. Donald Trump ha recurrir a poderes de guerra para acelerar las deportaciones de migrantes indocumentados acusados de pertenencia a organizaciones terroristas.

Pocas horas antes de la invocación de la ley, el juez federal James Boasberg, había prohibido preventivamente su aplicación contra la deportación de cinco venezolanos, y después de la misma amplió su veto para cubrir a todos los no ciudadanos bajo custodia de Estados Unidos que estarían sujetos a dicha normativa de 1798. La orden judicial estará en vigor durante 14 días o hasta nuevo aviso.

Pese a esa prohibión, ayer, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, anunciaron al unísono en redes sociales la decisión de Trump de deportar a decenas de presos venezonalos.

“El Salvador se ha comprometido a mantenerlos en sus excelentes cárceles a un precio justo, lo cual también ahorrará dinero a nuestros contribuyentes”, afirmó Rubio, quien describió a los expulsados como “extranjeros enemigos”, antes de agradecer la contribución del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, “el líder más fuerte en el tema de seguridad de nuestra región y un gran amigo”. Estados Unidos pagará a El Salvador 6 millones de dólares por encarcelar durante un año a estos presos.

El término empleado por Rubio coincide con el usado por la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, la ley que invocó Trump el pasado sábado y que concede al mandatario amplísimas competencias para expulsar gente del país. La norma, que a grandes rasgos se salta todo el proceso migratorio habitual, está diseñada para ser invocada si Estados Unidos está en guerra con otro país, o si una nación extranjera ha invadido Estados Unidos o amenaza con hacerlo y capacita a la Administración a deportar inmediatamente a los detenidos. Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se utilizó para justificar la detención y expulsión de inmigrantes alemanes, austrohúngaros, italianos y japoneses.

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