En la catedral de Machala, se ha expuesto la fotografía del papa Francisco como homenaje a su memoria y aunque se lo recordará en las misas posteriores, no habrá ninguna ceremonia especial porque “Su legado lo llevamos a diario en el corazón”, fue lo que expresó monseñor Vicente Saeteros, obispo de la Diócesis local.

Efectivamente, desde la mañana del 21 de abril, la fotografía del papa Francisco se encuentra a un lado del atrio, entre el altar y la imagen de la Virgen de la Merced; mientras que varios fieles se están acercando para orar y rendir tributo silente a quien fuera el “pastor de la iglesia católica”.

De acuerdo con monseñor Saeteros, el papa Francisco fue un “pastor, cercano a la gente, el escuchaba a las personas y era el papa de la cercanía, del diálogo y hasta en su última aparición apeló a la paz y a la unión”, dijo monseñor.

En efecto, las últimas palabras que dejó el Papa Francisco en su última aparición el Domingo de Resurrección como parte del tradicional mensaje de Pascua fue: “Porque todos somos hijos de Dios», el mensaje lo leyó un clérigo asistente desde el balcón de la Basílica de San Pedro mientras él observaba.

Un dato curioso que notó monseñor Saeteros es el siguiente:

“Dios le concedió la gracia al papa Francisco de morir al final de la Pascua; es decir, cuando Jesús resucita, el papa muere físicamente, pero para reunirse nuevamente con el Padre”, mencionó el obispo.

Asimismo, enfatizó que el legado de Francisco es el de la universalidad ya que él mismo fue llamado desde Argentina a ocupar la sede petrina; también, la evangelización en el amor más que en el rito y la práctica de la humildad para recibir con entereza y valentía los reveses de la vida; de igual manera el acercarse con afecto a los rechazados por la sociedad.

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