La Semana Mayor o Semana Santa es un momento profundamente significativo para millones de personas en el mundo cristiano. Semana Santa: un tiempo para renacer en la fe, la esperanza y el amor.

La Semana Santa, también conocida como la Semana Mayor, no es simplemente una conmemoración religiosa: es un llamado profundo al corazón humano. Es la memoria viva del amor más grande, la entrega total y la esperanza renovada que brota del sacrificio de Jesucristo, quien pasó por la vida, la pasión, la muerte y la resurrección para mostrarnos el verdadero camino hacia la plenitud.

La vida: el ejemplo de amor y justicia: Jesús caminó entre nosotros como uno de tantos, cercano al pobre, al marginado, al pecador. Su vida fue testimonio de servicio, compasión y verdad. No fundó imperios ni buscó tronos. Su poder era el del amor que transforma. En una sociedad rota, mostró con su vida que el Reino de Dios comienza aquí y ahora, cuando cuidamos del prójimo y obramos con justicia.

La pasión: el dolor asumido por amor, Cristo no es solo un relato de sufrimiento, sino la expresión más radical del amor que no se rinde. Cada golpe, cada burla, cada traición fue acogida con la mirada firme del que sabe que su causa es más grande que su dolor. En su cruz, cargó con la violencia, la injusticia y el pecado del mundo, no para condenarlo, sino para redimirlo.

La muerte: el silencio de Dios que nos habla, el Gólgota no fue el fin. Fue la siembra. Jesús murió, sí, pero su muerte fue libremente aceptada como ofrenda de amor. En su último suspiro, se nos revela un Dios que no huye del sufrimiento humano, sino que lo habita. Su cuerpo en la cruz nos recuerda que toda vida humana tiene dignidad, aun en el abandono.

La resurrección: el triunfo de la esperanza se dio al amanecer del tercer día nos cambia para siempre: ¡Cristo ha resucitado! La piedra fue removida, el sepulcro quedó vacío, y con ello, el miedo, el pecado y la muerte pierden su dominio. La Resurrección es la promesa de que la luz siempre vence a la oscuridad, que todo puede ser transformado, y que la vida tiene la última palabra.

¿Y nosotros? Llamados a resucitar cada día. Celebrar la Semana Santa no es quedarnos en los rituales.

Oración: Señor Jesús, en esta Semana Santa queremos acompañarte en el camino de la cruz, pero también en el gozo de tu resurrección.

Enséñanos a amar como Tú, a perdonar como Tú, a servir como Tú.

Cuando el dolor nos visite, ayúdanos a mirar tu cruz con fe. Cuando la esperanza parezca apagarse, recuérdanos que la vida siempre renace contigo.

Danos un corazón nuevo, capaz de cargar con los otros, capaz de consolar, capaz de creer en un mundo distinto.

Tú que venciste la muerte, camina con nosotros, guía a nuestra familia, fortalece a nuestra comunidad, y haznos testigos de tu luz en medio de la oscuridad.

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