Los días de Diego Q. en libertad se esfumaron con el rugir de los motores policiales. En Balao, Guayas, el supuesto integrante del grupo delictivo Los Lobos fue neutralizado tras un operativo de la Policía Nacional.

Considerado un objetivo de intermedio valor, su captura fue el resultado de meticulosas diligencias que lo tenían en la mira. Su historial, como buen depredador nocturno, incluía tenencia de armas y, al parecer, varias historias de sicariato que contar.

Pero Diego no cayó solo. Un segundo implicado, cuya identidad no ha sido revelada, terminó esposado junto a él.

Y vaya sorpresa que traía: una escopeta lista para la acción, 45 cartuchos para no errar el tiro, dos radios de comunicación que ya no emitirán señales, tres teléfonos móviles cargados de secretos y 260 fundas con sustancias que seguro no eran azúcar.

 La captura de estos individuos es un golpe a la estructura delictiva que mantiene en zozobra a la zona. Sin embargo, las autoridades no bajan la guardia, pues el rastro de este “lobo” podría llevar a mas sospechosos, indicó la Policía Nacional.

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