El camino está resbaloso, un lodazal, como aquellos que año tras año afectan a la costa ecuatoriana. Y en ese camino parece que vamos dando pasos de ciego sin bastón, tropezando con las mismas piedras, elección tras elección. De tumbo en tumbo, así vamos.

El quehacer político se ha convertido en arena movediza dentro del contexto nacional. Se ha tornado en un despliegue bajo ataque siendo la única víctima la ciudadanía que está herida en medio de una acelerada pobreza que sufre las consecuencias de falta de planificación que deberían haber hecho los tres últimos gobiernos incluido el de Daniel Noboa, que ya siente ser golpeado por la inestabilidad política de los jerarcas de los partidos y movimientos políticos, por la inseguridad, falta de electrificación, falta de agua, etc., cuyo contexto se asemeja a una arena movediza que todo se traga y que está cobrando factura  y si se descuidan, en cualquier momento puede explotar.

La corta memoria que tiene el país olvida que los candidatos de hoy, que se declaran enemigos de los gobernantes de ayer, ya fueron parte de esas mismas alianzas y componendas. Pero no parece importar eso: la campaña ha comenzado con abrazos, besos, palmadas en los hombros de la ciudadanía, en los niños, niñas adolescentes y personas de la tercera edad, las camisetas van apareciendo por doquier y, muy proto habrá tarimas para bailar. Y ganará seguro el que mejor fiesta haya podido brindar.

La arena movediza en la política se va extendiendo más y más con una Asamblea Nacional en manos de los correístas, que pronto sabremos cuales serían los negociados que entrarían en esta componenda de la campaña política, conociendo que la RC no tiene respaldo popular para ganar la presidencia de la República del Ecuador. Lo que buscan es la impunidad del prófugo de la justicia para regresar y seguir jodiendo al pueblo ecuatoriano.

El gobierno está atrapado en las arenas movedizas de la política sin poder dar un paso, ni para adelante ni para atrás, todo por estar buscando la destitución de la vicepresidente Verónica Abad. El zarpazo está por llegar, todo tiene sentido, es decir, el país está en riesgo y tendría consecuencias incalculables no solo para la gobernabilidad sino para el país.

Bajo estos atares de la vida política hoy Ecuador tiene un presidente que sabrá demostrar su inteligencia y saber escuchar que manejando con mucho tino y no perder el control de su administración, podría consolidar un liderazgo que el país necesita en estos momentos de incertidumbre.

Hay un camino con mucha luz sabiendo de antemano que existen una centena de asambleístas que van por la reelección, ahí está la opción para superar la crisis política con los asambleístas suplentes cuya estrategia debería desplegarse ganando terreno antes de negociar la impunidad.

Bastará solo estrategias para que el gobierno pueda convertirse en ejemplo de no estar con el canibalismo político, sino demostrar su profundización democrática para la defensa del país.

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