Hay clubes que ganan títulos, otros respeto, pero hay uno, solo uno, que logró lo imposible: convertirse en el alma de un país entero. Barcelona Sporting Club cumple 100 años. Un siglo de gritar, sufrir, amar y nunca rendirse. Un siglo siendo más que fútbol. Una religión. Un destino. Un lazo invisible que une a millones que tal vez no se conocen, pero sienten lo mismo cada vez que ven una camiseta amarilla con negro.
Nació en el corazón de Guayaquil, un 1 de mayo de 1925. No nació grande, pero nació distinto. Fue fundado por trabajadores, por soñadores, por quienes creían que el deporte podía ser libertad, orgullo y futuro. Lo que vino después fue una historia que ni el mejor guionista pudo imaginar: 16 títulos nacionales, dos finales de Copa Libertadores, hazañas que desafiaron la lógica… pero, sobre todo, una hinchada que nunca dejó de creer, ni siquiera en las derrotas más duras.
Porque Barcelona no se mide solo en trofeos. Se mide en lágrimas, en abrazos en la general, en radios encendidas en las esquinas, en familias que se unen un domingo solo para ver al Ídolo jugar. Se mide en el niño que hereda la camiseta del abuelo, en la madre que enseña a su hija que “esta pasión no se cambia nunca”.
Barcelona es ese gol agónico que nos hizo llorar. Es la camiseta sudada de Montanero, el penal de Cevallos, los cánticos que cruzan el río Guayas. Es el Estadio Monumental como altar. Es el rugido de la Sur Oscura. Es cada nombre escrito en el corazón de los suyos: Perlaza, Tenorio, Banguera, Díaz, Oyola, Álvez,Trobbiani, Moreno… nombres que dejaron de ser futbolistas y pasaron a ser leyendas.
Porque este club no se hizo grande por sus glorias. Se hizo eterno por su gente. Por los que estuvieron, los que están y los que vendrán. Por los que gritan desde la tribuna y los que alientan desde el cielo.
Barcelona Sporting Club: cien años no te definen. Te celebran. Te honran. Te hacen inmortal.
Gracias por existir, ¡Feliz centenario, Ídolo eterno del Ecuador!
